lunes, 10 de octubre de 2011

Cada uno de nosotros es una pequeña ciudad

Y, ¿sabes? Yo creo que el amor es como una carretera.
Tú, joven e inocente, sales con tu coche sin saber lo que te espera hay fuera.
Millones y millones de camiones increíblemente bien pintados pasan por tu lado. Claro, los miras y haces que su pintura esté un poquito mejor. Pero los pobres que los conducen son gilipollas. Si, MUY gilipollas.
También hay cosas muy mal pintados, ya sabes... Horribles. O directamente coches chonis que van tuneados al máximo.
Entonces, tú haces lo que te da la puta gana. Te arrimas al coche que mejor te conviene.
Pero, un día, llega a la autopista por la que circulas sin hacer caso a las señales un coche que no destaca demasiado. Uno no muy grande, sin tunear, que no hace demasiado ruido... Un coche que para los demás es horrible... Pero que para ti es la cosa más preciosa que se a cruzado por tu vida.
Y, entonces, cuando los demás coches te importan una mierda, te das cuenta de que lo que más querrías en este momento es bajarte de tu coche y subirte al suyo. Y no bajarte nunca.
Pero, lo malo, es que un día él se salta un semáforo y tú te paras. Él sigue aumentando su velocidad mientras tú te has parado. Sabes que pasa de ti, pero no puedes hacer nada. Putos semáforos de mierda.

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